En las montañas de Tarso está la finca Damasco. Allí se producen los granos del café La Dicha. Una historia de tradición familiar.
El Balcón de Cauca. Ese es Tarso, municipio ubicado en las montañas del Suroeste antioqueño y desde el que se tienen vistas majestuosas del río. Sus laderas comparten cultivos de naranja, cacao y café. Allí se encuentran granos de excelente calidad que, gracias a la labor de pequeñas marcas artesanales, han sabido encontrar un mercado en la ciudad.
Una de esas marcas es La Dicha, un café que esconde no solo granos de intenso aroma y delicioso sabor, sino también de una familia que creció en los cafetales, y tuvo, gracias a sus padres, una gran inmersión en la cultura cafetera. Lina, Gloria y Fernanda Botero conocieron todos los detalles en la finca Damasco, donde se cultivan y benefician los granos que luego se convertirán en La Dicha.
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La marca es un homenaje a sus padres: aquel que les enseñó todos los secretos que hay detrás de una buena taza de café y aquella que goza con todo lo que la vida le pone alrededor, para quien todo es, precisamente, una dicha.
Entre frondosos árboles crecen las plántulas de café que luego serán sembradas con cariño y cuidado en las montañas que sirven de majestuoso fondo a los viveros. Llegará el tiempo de la paciencia: esperar a que los pequeños cafetos crezcan y entreguen sus primeros frutos. Aunque la cosecha se da en el segundo semestre, los trabajadores de Damasco están siempre atentos a recoger aquellas cerezas de café que maduran. Hacen el trabajo a mano, con cuidado, garantizando que solo lleven consigo frutos rojos, dejando en la planta los verdes, las hojas y los tallos.
La Dicha es un café de familia en el que se sienten las montañas, y también la experiencia de una familia que lleva más de 50 años produciendo y vendiendo café de la más alta calidad.
La idea de los hermanos Botero es poder compartir café de excelente calidad con sus compradores. Pero, además, entregar el mensaje de que el café es gratitud, de que es la excusa para sentarse a conversar, de que es amistad y de que es tradición, una tradición que se lleva en cada hogar que vive del cultivo, recolección y beneficio de este grano, que se ha convertido en uno de los productos bandera de Colombia.
Las plántulas de café se cuidan como si fueran bebés. Luego serán plantadas en la montañas y sus granos cosechados, para terminar tostados y molidos en la alacena de cientos de casas.
Al conocer los cafetales de Damasco, se entiende que detrás de una taza de café hay mucho más que un grano molido, hay decenas de manos que ponen lo mejor de sí para que a la mesa llegue siempre una bebida de la mejor calidad; por eso, es momento de dar valor a esa bebida que ha sido llamada en varias ocasiones como el oro negro. “Tomarse un café no es tan sencillo: es entender que detrás hay una gran historia, una historia de familia”, dice Gloria.
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La Dicha es solo una de las tantas marcas que se ha dedicado a producir café de manera artesanal, con el objetivo de que los colombianos aprendan a tomar un mejor café. “En la medida en la que marcas como la nuestra sigan apareciendo, el café colombiano va a tener más relevancia en el país”, concluye Gloria
INVITADA
Junto a sus hermanas Lina y Fernanda, Gloria quiere que con La Dicha se establezca una cultura cafetera con granos de alta calidad.